2016
Escribo las siguientes palabras que me salen del corazón dirigidas a las parejas que sueñan con tener un hijo y se enfrentan al diagnóstico de una esterilidad con causa o sin una causa conocida que la justifique.
Palabras que sirvan de puente a la esperanza a todos los que pelean para conseguirlo o de paracaídas para los que, en la desesperanza, se lanzan hacia un vacío que duele más que el esperado impacto contra la realidad. Palabras que salen de un corazón sensible a los problemas reproductivos y a la vez de la cabeza de un ginecólogo dedicado a la reproducción asistida desde hace más de 15 años.
No va a ser fácil, y más considerando que la medicina de hoy ha abandonado el paternalismo de otras épocas y se ha refugiado en el tecnicismo de la medicina basada en pruebas, donde son los pacientes quienes dirigen su propio proceso con los datos que les suministramos, limitándonos muchas veces a ser meros ejecutores de distintas técnicas y procesos.
La importancia de lo afectivo en la esterilidad
Creo por supuesto en la evidencia científica como motor de progreso de la Ciencia, pero muchas veces deberíamos dar un paso más, avanzar hacia una medicina basada en la efectividad pero con la afectividad que debe caracterizar a toda relación médico-paciente y que pienso es fundamental a la hora de estudiar un problema, informar y tomar las decisiones más adecuadas para intentar resolverlo o aceptar que tenemos que convivir con él. La esterilidad, además de las distintas patologías que pueden ocasionarla, produce por sí sola una profunda alteración de la persona que se va a manifestar en todos los aspectos de la vida.
No dudamos que la esterilidad mucho más allá de la dificultad para tener hijos y que además, se va a vivir generalmente en la soledad, sin el importante apoyo de familiares y amigos, debido sus especiales connotaciones. Esto genera tensiones y problemas sobreañadidos que puede ocasionar incluso conflictos de pareja. Y por si fuera poco, se exige una actuación rápida, porque el tiempo y secundariamente la edad de la mujer es uno de los factores pronósticos más importantes de éxito.
Por ello, los profesionales dedicados a la reproducción asistida, debemos establecer con nuestros pacientes una relación afectiva que cree una base sólida sobre la que empezar a trabajar. El apoyo psicológico es fundamental y aunque el médico lo ofrezca, deben ser los psicólogos los que aporten su conocimiento para modificar conductas mediante herramientas adecuadas que acaben con circuitos negativos para el proceso reproductivo.
Tras una entrevista clínica en la que analizaremos los antecedentes personales y familiares de ambos miembros de la pareja buscando posibles factores causantes de la esterilidad, es preciso realizar una exploración ginecológica y un análisis de semen. Según los resultados obtenidos, en siguientes semanas completaremos el estudio hasta tener un diagnóstico y una propuesta de tratamiento en la que influirá el tiempo de esterilidad y la edad de los pacientes.
Todo transcurre rápido, en un 15-20% de los casos no encontraremos ninguna causa, pero no podemos detenernos buscando más. Será necesario comenzar a tratar para resolver algunos de los problemas detectados o para obtener nuevas pruebas y datos sobre los que continuar avanzando en caso de no conseguir un embarazo.
No debemos de tener miedo al tratamiento. Incluso los más complejos son bien tolerados y en manos expertas no suelen suponer riesgo alguno para la paciente. A veces todo es fácil, pero como en tantas cosas en la vida, tenemos que estar preparados para correr una carrera de fondo. Debemos buscar recursos para hacerla más fácil y la confianza en el equipo médico del Centro de Reproducción Asistida va a ser fundamental.
La resolución de un problema, nunca debe ocasionarnos nuevos problemas a resolver. La reproducción asistida siempre puede ofrecer caminos distintos para llegar al objetivo. No todos son válidos para cada paciente, pero hay que conocer las distintas alternativas para poder decidir.
Más de la mitad de las personas tratadas consiguen su objetivo y la repetición de tratamientos adaptados a las circunstancias de cada caso, incrementan la tasa de éxito. Pero hay que poner un límite. Siempre quedará la adopción. O la tranquilidad de haber peleado por conseguir un objetivo. Eso debe de hacernos fuertes. Buscamos generar una nueva vida, pero no podemos destrozar la nuestra. Es lo más grande que tenemos.